El Neógeno, que se extiende desde hace aproximadamente 23 hasta 2,6 millones de años, representa una de las etapas más fascinantes de la historia de la Tierra. En este periodo, los mamíferos y las aves continuaron diversificándose, los continentes se asentaron en sus posiciones actuales y aparecieron los primeros homínidos, nuestros ancestros más remotos. Los fósiles del Neógeno son esenciales para entender la evolución de muchas especies actuales, incluidos los seres humanos.
Cambios geográficos y climáticos durante el Neógeno
El Neógeno fue una época de transformaciones geológicas importantes: los continentes continuaron su desplazamiento, se formaron nuevas cadenas montañosas como los Alpes y los Himalayas, y se establecieron patrones climáticos modernos. El clima global tendió al enfriamiento, con el desarrollo de estaciones más marcadas y la expansión de las zonas áridas y templadas.
Diversificación de mamíferos
Durante este periodo, los mamíferos evolucionaron en formas más modernas. Se consolidaron grupos como los équidos, cánidos, félidos y rumiantes. Algunos alcanzaron tamaños colosales, como los mastodontes y los rinocerontes gigantes. Los fósiles hallados en Europa y América son testimonio de esta diversificación adaptativa.
Expansión de aves modernas
Las aves también evolucionaron hacia formas más especializadas y ocuparon nichos ecológicos variados, desde los trópicos hasta las regiones polares. Las especies migratorias comenzaron a establecer rutas que aún hoy se conservan.
Flora del Neógeno
La vegetación evolucionó hacia la configuración moderna. Se expandieron las sabanas, pastizales y bosques templados. La evolución de plantas adaptadas a climas secos y estaciones definidas tuvo un papel crucial en la formación de los ecosistemas actuales.
Origen de los homínidos
Una de las características más notables del Neógeno es la aparición de los primeros homínidos. Fósiles como los de Sahelanthropus tchadensis o Australopithecus afarensis (famosamente “Lucy”) marcan el inicio de la línea evolutiva que conduciría al Homo sapiens. Estos fósiles se concentran principalmente en África oriental, una región clave para el estudio de la evolución humana.
Paleontología del Neógeno: técnicas y hallazgos
Las excavaciones de fósiles del Neógeno han empleado técnicas modernas como la datación radiométrica y la tomografía computarizada. Gracias a estas herramientas, se han logrado reconstrucciones detalladas de la fauna y flora del periodo, así como de los hábitats donde vivieron nuestros antepasados.
Relevancia actual del estudio del Neógeno
Comprender el Neógeno es fundamental para analizar los patrones de migración, cambio climático, extinción y adaptación. La comparación entre las condiciones pasadas y las actuales puede ofrecer pistas sobre el futuro de nuestra especie y del planeta.